martes, 9 de julio de 2013

Ponle a tu perro el nombre de tu jefe

Estoy hasta los huevos de los sanfermines y demás fiestas de pencos y perracos. ¿Pero es que no los véis, con esa cara de borrachos? ¿A quién se le ocurriría en su sano juicio poner a correr a cientos de borrachos delante de toros bravos? En un principio puede que fuera otra cosa, pero mira lo que es ahora.
Todos los alcaldes de pueblos perdidos de España quieren salir en la tele y publicitarse a la manera de los sanfermines.
"Eh, vamos a tirarnos tomates". "Vale, ¿cuántos kilos pedimos?". "Dos mil toneladas". "Ok".
"Eh, vamos a tirar la cabra del campanario".
"Eh, vamos a destrozar un toro a lanzazos". "Ok, pero primero nos trincamos dos litros chebecha cada uno". "Po vale".
Por eso, desde este blog, propongo que cada día sea el día de una acción de rebeldía unipersonal e intransferible, acciones contra lo politicamente correcto, rescatando algunos buenos usos de nuestros arcanos. Usted puede elegir ponerle una chincheta en la silla a su profesor (cosa harto difícil en el mes de julio), subirse a lo alto del pilón y que no lo desalojen más que a puñetazo limpio, meter al chivato de clase bajo un caño de agua de lluvia (o tirarlo al río si no llueve) o mandar al nuevo a por el martillo de dos bolas.
Si tiene usted perro, le sugiero que le cambie el nombre y le ponga el de su jefe.

CAMPAÑA SIAYÚMICA DE LA DGT
PÓNGALE EL NOMBRE DE SU JEFE 
A SU PERRO

Pues ya ve, lo dice hasta la DGT, y la DGT nunca se equivoca en sus campañas.
Yo les he hecho caso, a mi perro Hodor le he cambiado el nombre por Don Manuel.

Don Manuel, antes conocido como Hodor, el perro imbécil.


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