Todos los alcaldes de pueblos perdidos de España quieren salir en la tele y publicitarse a la manera de los sanfermines.
"Eh, vamos a tirarnos tomates". "Vale, ¿cuántos kilos pedimos?". "Dos mil toneladas". "Ok".
"Eh, vamos a tirar la cabra del campanario".
"Eh, vamos a destrozar un toro a lanzazos". "Ok, pero primero nos trincamos dos litros chebecha cada uno". "Po vale".
Por eso, desde este blog, propongo que cada día sea el día de una acción de rebeldía unipersonal e intransferible, acciones contra lo politicamente correcto, rescatando algunos buenos usos de nuestros arcanos. Usted puede elegir ponerle una chincheta en la silla a su profesor (cosa harto difícil en el mes de julio), subirse a lo alto del pilón y que no lo desalojen más que a puñetazo limpio, meter al chivato de clase bajo un caño de agua de lluvia (o tirarlo al río si no llueve) o mandar al nuevo a por el martillo de dos bolas.
Si tiene usted perro, le sugiero que le cambie el nombre y le ponga el de su jefe.
CAMPAÑA SIAYÚMICA DE LA DGT
PÓNGALE EL NOMBRE DE SU JEFE
A SU PERRO
Pues ya ve, lo dice hasta la DGT, y la DGT nunca se equivoca en sus campañas.
Yo les he hecho caso, a mi perro Hodor le he cambiado el nombre por Don Manuel.
Don Manuel, antes conocido como Hodor, el perro imbécil.
JAJAJAJA, fino e hiriente como siempre, no cambies chaval
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